El océano Atlántico es el océano que separa América, al oeste, de Europa y África, al este y se extiende desde el océano Ártico, en el norte, hasta el Antártico, en el sur, formando el segundo océano más extenso del planeta tras el Pacífico. Además, es el océano donde se encuentran ubicadas nuestras Islas Canarias.
Un poco de historia sobre este gran océano
El nombre Atlántico proviene de la deidad griega Atlas, el titán que sostiene los cielos sobre sus espaldas como un castigo impuesto por Zeus. Los antiguos griegos pensaban que el mundo terminaba en las columnas de Hércules, que marcan el fin del mar Mediterráneo, y creían que el océano Atlántico era un río gigantesco que daba la vuelta al mundo.
Una ruta comercial muy importante
Durante siglos, la idea de que este océano marcaba el fin del mundo reinó en Europa, Asia y África. Pero en 1492, el navegante genovés Cristóbal Colón cruzó sus aguas en busca de una ruta comercial que le permitiera llegar a Asia y se encontró con el continente americano.
Posteriormente, durante la época de la colonización, este océano fue una importante ruta comercial entre América, Europa y África. A través del Atlántico, se transportaban las riquezas que los europeos extraían de América y los esclavos que eran trasladados desde África para trabajar en las minas y plantaciones. Asimismo, durante los siglos XIX y XX, fue la ruta que tomaron millones de inmigrantes europeos que dejaron sus países para vivir en América.
En la actualidad, el Atlántico es uno de los océanos más activos comercialmente en el mundo. Tiene una importancia económica vital para el intercambio entre Europa y América. Además, la explotación petrolera, piscícola, turística y mercantil es de las mayores del planeta.
Explicando el océano Atlántico
Durante siglos, el océano Atlántico ha sido una vía clave para el comercio y los viajes. Se extiende desde el círculo polar ártico hasta la Antártida y limita con las Américas al oeste y con Europa y África al este. Además, este océano impulsa nuestros patrones climáticos, incluidos los huracanes, y es el hogar de muchas especies, desde tortugas marinas hasta delfines.
Con sus aproximadamente 106,4 millones de kilómetros cuadrados, es el segundo océano más grande de la Tierra después del Pacífico, lo que equivale al 20 % del total de la superficie de la Tierra. Tiene una profundidad media de 3.900 metros debido a una gigantesca meseta cercana a los 3.000 metros de profundidad que constituye casi todo su fondo. Esta planicie está unida a las grandes depresiones que se encuentran en los bordes de esta y que llegan a los 8.800 metros en las inmediaciones de Puerto Rico.
Los científicos y geógrafos separan a grandes rasgos el Atlántico en términos de norte y sur. El Atlántico Norte y el Atlántico Sur tienen corrientes oceánicas distintas que influyen en el clima de todo el mundo.
Dos grandes características del océano Atlántico
Grandes cadenas montañosas y fosas
La característica más llamativa del fondo marino del Atlántico es una gran cadena montañosa submarina que lo atraviesa de norte a sur, denominada la dorsal mesoatlántica, la cual se forma en el límite de cuatro placas tectónicas: Euroasiática, Norteamericana, Sudamericana y Africana. El fondo oceánico se cree que es, en general, bastante plano, aunque hay abundantes montañas submarinas, como el Gorringe, además de fosas de gran profundidad.
La corriente del Golfo
Otra de las grandes características de este océano es la corriente del Golfo, una corriente oceánica que desplaza una gran masa de agua cálida procedente del golfo de México y que se dirige al Atlántico Norte. Esta corriente circula a una profundidad de unos 100 metros y una anchura de más de 1.000 kilómetros en gran parte de su trayectoria y proporciona a Europa un clima cálido para la latitud en que se encuentra.
La flora y la fauna del océano Atlántico
El océano Atlántico alberga una diversa gama de vida marina, tanto la que podemos observar en la superficie, como la que está casi oculta a los ojos humanos.
La flora marina en el océano Atlántico, como en todos los océanos, se caracteriza por la presencia de fitoplancton, microorganismos capaces de hacer fotosíntesis que ocupan la base de la cadena alimentaria marina.
En cuanto a la fauna, se encuentran peces de diferentes tamaños y grandes depredadores, como los tiburones y las orcas. Además, en las profundidades se desarrollan formas de vida animal que han evolucionado para resistir la presión del agua, la oscuridad y las bajas temperaturas. Algunas especies incluso poseen órganos bioluminiscentes que les permiten comunicarse, defenderse de los depredadores y buscar alimento en condiciones de escasa luminosidad.
Por otro lado, las aguas cercanas a los polos albergan vida marina adaptada a las bajas temperaturas y la presencia de hielo, como focas, morsas, pingüinos y ballenas.
La leyenda de La Atlántida
Muchas son las leyendas en torno al océano Atlántico, pero la más conocida, sin duda, es la de La Atlántida.
La Atlántida es una isla legendaria de origen mítico mencionada por el filósofo griego Platón en sus diálogos Timeo y Critias. Según Platón, la Atlántida era una civilización avanzada y poderosa que existió hace miles de años y se hundió en el océano Atlántico después de un cataclismo.
A lo largo de la historia, ha habido muchas teorías y especulaciones sobre la verdadera existencia y la ubicación de la Atlántida. Sin embargo, no hay evidencia arqueológica firme que respalde su existencia, de modo que es considerada una leyenda mítica, y no una civilización histórica real.
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Fotos: National Geographic, EFE Verde