Las mejores piscinas naturales en Canarias

El mismo concepto de piscina natural podría sonar a contradicción. La idea de estas construcciones, las cuales asumimos como creadas por el ser humano, aparece en nuestra mente dibujada como un lugar caracterizado por el cloro, los suelos antideslizantes y los azulejos azules y blancos. Sin embargo, a veces la propia naturaleza junto con los suelos, el viento y la acción del mar se ponen creativos y esbozan maravillosos estanques de agua salada a la orilla del mismísimo océano. En este artículo hablaremos de las mejores piscinas naturales en Canarias.

Qué es una piscina natural

Las piscinas naturales son cavidades aparentemente estancas que, de un modo u otro, logran conectar con el mar sin que ningún humano haya intervenido en el proceso. Esto permite disfrutar del océano y su refrescante brisa, desde un entorno privilegiado y resguardado.

Las piscinas naturales en Canarias suelen ser de roca, aunque las hay también de arena. Para su formación es necesaria la existencia de terrenos costeros llanos pero irregulares cercanos al mar. Pero es justamente el origen volcánico de las Islas Canarias lo que hace que existan estos lugares, pues las fajanas surgidas de las erupciones volcánicas y que forman las costas del Archipiélago han sido poco a poco domadas por el mar. Siglos de erosión y cambios en las mareas han ido construyendo estas piscinas tan especiales a los pies del mismo Atlántico.

Las mejores piscinas naturales en Canarias: una por isla

Si aún piensas que relajarte en una piscina con una espectacular panorámica del mar es solo cosas de grandes hoteles, te dejamos a continuación una selección con las mejores piscinas naturales en Canarias.

El Hierro: El Charco Azul

Esta piscina natural es posiblemente una de las más conocidas de las Islas Canarias. Al hablar de ella no sabríamos si destacar la asombrosa tonalidad turquesa de sus aguas o las extravagantes formas que adquirió la lava en este rincón virgen que bien merece por sí mismo una visita a la isla de El Hierro.

Situada a los pies de un acantilado en el pueblo de El Golfo, esta piscina natural se encuentra cubierta por un imponente techo basáltico que la dota de un enorme misticismo. Un lugar de paz en primerísima línea del Atlántico.

La Gomera: La piscina de Hermigua

Al norte de La Gomera encontramos la piscina de Hermigua, una imponente piscina natural con cuatro grandes columnas. Bañarse junto a columnas que impresionan no solo es posible en Hermigua. Las cuatro columnas de unos treinta metros del antiguo pescante, construido a principios del siglo XX para exportar plátanos y tomates, obligan a fijar la vista mientras se disfruta del agua salada en un charco de grandes dimensiones protegido de la fuerza del Atlántico.

La Palma: La Fajana

Piscinas naturales de gran belleza y con servicios hay muchas en las Islas Canarias, pero que permitan lanzarse a una, otra y una tercera en segundos, más bien pocas. Una de las mejores instalaciones de este tipo está en Barlovento, en el noreste de La Palma, y se llama La Fajana. Las pasarelas que circundan este cuidado complejo de tres charcos protegidos del oleaje ofrecen movilidad para disfrutar de un baño en aguas cristalinas y tranquilas.

Tenerife: El Caletón de Garachico

Junto a un castillo del siglo XVI y a un roque, reminiscencia de la erupción del volcán Trevejo que arrasó la ciudad y especialmente el puerto de Garachico en 1706, se encuentra El Caletón, en la zona norte de Tenerife.

Aquí la lava se adentra hacia un océano Atlántico ligeramente amansado por los entrantes de roca y deja varias piscinas naturales. Desde ellas puede contemplarse los imponentes acantilados de La Culata y el casco histórico de Garachico, uno de los pueblos con más encanto de la isla.

Gran Canaria: Las Salinas de Agaete

Estas tres piscinas situadas en el norte de Gran Canaria parecen simular una suerte de fortaleza con sus correspondientes almenas que protegen a los bañistas del oleaje. Eso sí, al estar conectadas mediante tubos volcánicos, el agua se renueva con las mareas, asegurando su pureza y, también, una fresca temperatura. Si queremos disfrutar de una experiencia única, nada como alargar el baño y ver atardecer desde sus aguas.

Fuerteventura: Aguas Verdes

Fuerteventura es sinónimo de playas infinitas de fina arena rubia. Sin embargo, su costa oeste, de oleaje más bravío, esconde tesoros de irrenunciable visita si se busca el contraste. Aguas Verdes, en Betancuria, es uno de ellos y resume a la perfección la amplia oferta de piscinas naturales vírgenes de las Islas Canarias. Unos seis kilómetros se ven salpicados por charcos y entrantes de mar dignos de una visita si la prioridad es el relax y el aislamiento sin huellas humanas.

Lanzarote: Piscinas de Punta Mujeres

Dos kilómetros con diversas piscinas naturales, dos de ellas bien protegidas del mar abierto, convierten Punta Mujeres, en el nordeste de Lanzarote, en referente del charco en la isla. En un pueblo pesquero de casas blancas y que conserva su aire tradicional, visitantes y residentes de todas las edades experimentan en estas aguas las múltiples sensaciones de la combinación ideal de sol, lava y placentero océano. La mano del hombre solo queda reflejada en algunas escaleras y zonas para tomar el sol. Lo demás, pura naturaleza aderezada con sal. 

Si quieres conocer más lugares espectaculares de las islas Canarias te dejamos a continuación el enlace a nuestra sección Explora Canarias en Marca Canaria.

Paula Vera

Fotos: Guía Repsol, holaislascanarias.com, lagomera.travel, viajesgreen.com

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