Alexander Von Humboldt y Canarias

Hace 250 años en Berlín nacía Alexander Von Humboldt. Un explorador con mayúsculas marcado en buena parte por un extraordinario espíritu aventurero y ansias de conocimiento. Sus numerosos viajes le permitieron comprender diversas áreas del conocimiento científico como la biología, la geografía o la climatología.

Alexander von Humboldt quería descubrir cómo funcionaba el mundo y cuáles eran sus conexiones, viajar para comprender la naturaleza sobre el terreno. Lo más lejos posible era su destino favorito y en 1799, Tenerife fue su primera escala.

El sueño de Humboldt siempre fue recorrer América, pero antes quería detenerse en Canarias y subir hasta aquel pico, el Teide, un volcán al que solían referirse con curiosidad otros científicos en Europa. Al heredar una enorme fortuna, Humboldt pudo al fin lanzarse a aquella aventura. Como hombre de ciencia, entendía que era importante viajar y ver de cerca las maravillas de los distintos territorios, su vegetación, el paisaje, y le interesaba especialmente los volcanes.

Alexander Von Humboldt en Tenerife

Alexander von Humboldt caminó, observó y recopiló mucho material en la isla de Tenerife, pero sobre todo ideas. Ideas que parece que la naturaleza le susurró al oído y él apuntó con cabeza y corazón. Escribió sobre ciencia con el sentimiento de un poeta.

Al hacer cumbre en el pico del Teide, Humboldt subió más alto que los primeros aeronautas europeos con sus globos. El científico atracó en Santa Cruz, tras una visita mínima a la isla de La Graciosa, el 19 de junio de 1799. Desembarcó de la corbeta Pizarro, que la Corona Española puso a su disposición, acompañado de Aimé Bonpland y los artilugios de medición de los que nunca se separaba. Para medir la presión atmosférica, la temperatura, el azul del cielo, el ángulo de cualquier cuerpo celeste en relación con el horizonte… . Además, un cuaderno en el que lo registraba todo.

“Descubrimos la Punta de Anaga, pero el pico de Tenerife, el Teide, permaneció invisible. Al disiparse la bruma, se pudo contemplar la cumbre del volcán, por encima de las nubes”. Plasmó el científico en su diario en relación a esa pirámide volcánica oculta, que nace en el fondo del océano, a tres mil metros de profundidad, y se eleva 3 718 metros por encima del agua.

Las Islas Canarias en el año 1799

Por aquel entonces las Canarias eran un laboratorio en el que se probaban los cultivos americanos antes de enviarlos a la península. Tenerife, una isla de prueba y error, enseguida conectó con Humboldt. Durante los seis días que pasó en Tenerife, Humboldt estuvo en Santa Cruz, La Laguna, Puerto de la Cruz, el valle de La Orotava y el Teide, en el que hizo cumbre. Y regresó al punto de partida para continuar el gran viaje de exploración que llevó a cabo entre 1799 y 1804 en Centroamérica y Sudamérica.

Pinar en el Parque Nacional del Teide

Algunos de esos apuntes ilustraron cómo promocionar un destino sin recurrir a los tópicos. “El hombre sensible a las bellezas de la naturaleza encuentra en esta isla deliciosa remedios aún más potentes que el clima. Ninguna otra mansión me parece más propia para disipar la melancolía y devolver la paz a un alma dolorosamente agitada que la de Tenerife”. El mensaje se hizo viral y fueron muchos los ingleses adinerados que llegaron a esta selva de laureles, madroños y pinos que es Tenerife para curar sus tuberculosis, tisis, gotas y reumatismos.

En esta estancia canaria podemos ver con claridad la sugerente mezcla entre lo objetivo y lo subjetivo en la obra de Humboldt. En este sentido, es destacable el apunte que hace al llegar al muelle de Santa Cruz, cuando entrevé entre las nubes el pico del Teide en toda su majestuosidad. Sobre sus sensaciones, podemos citar pasajes del Diario en los que destaca el paisaje urbano de Santa Cruz:

“En las estrechas calles transversales, entre los muros de los jardines, las hojas colgantes de las palmas y de las plataneras forman pasajes arqueados, sombríos. Un refresco para el europeo que acaba de desembarcar y para el que el aire del país es demasiado caluroso”.

Asimismo, la estancia canaria se caracterizará por sus aportaciones botánicas. Como la descripción de la Violeta del Teide, de la que hablamos más extensamente en este artículo: La Violeta del Teide: la flor del volcán, especialmente a la geografía de las plantas. Humboldt representaría la geografía de las plantas aplicada al Teide en un interesante dibujo publicado en el atlas del viaje como Tableau physique des Iles Canaries. Géographie des Plantes du Pic de Tenerife, fundado además en las observaciones de Leopold von Buch y Christian Smith. Las observaciones astronómicas hechas en Canarias fueron publicadas por Jabbo Oltmanns en 1810 en París como Recueil d’observations astronomiques, d’operations trigonométriques et de mesures barométriques.

Asimismo hay que destacar las preciosas descripciones de las Islas Canarias que hizo Alexander von Humboldt. Donde además de sus valoraciones sobre temas de gran trascendencia científica como el vulcanismo o la geografía vegetal, nos dejó unas bellas páginas sobre la población aborigen y la sociedad canaria de finales de siglo.

Canarias es una tierra con mil cosas para ver, explorar y conocer. Si estás interesado en conocer más datos interesantes sobre las Islas Canarias, su cultura y sus tradiciones, te dejamos a continuación el enlace a la sección Cultura y tradiciones.

Paula Vera

Fotos: historia.nationalgeographic.com; alegando.com

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